Escondida en tus miedos lloras pequeña niña, nadie, muchos menos tú misma escucha tu lamentable estado. Escondida en tu fastuosa apariencia de mujer devoradora de hombres, insensible a causa de la costra que tanto dolor en tu corazón ocasionó el tiempo.
Pero la luz está apagada, agotada y muerta y mientras en la oscura ciénaga de tu ser se mecen sin cesar las sombras de macabras y grises risas. Quieres que la luz vuelva a brillar en tus ojos, pero ya lo has olvidado, la única luz corre dolorosa por tus mejillas y se apaga en el infinito sin que nadie la pueda recoger. Golpearon tanto tu esperanza que ya lo crees irreal.
Pero no temas, cierra tus ojos unos instantes y siente cada latido de tu corazón, siente la belleza de su calidez…¿eres capaz de sentir?. Alégrate porque la vida aún no te ha abandonado y las Bellas Almas del Cielo te acompañan y te aman profundamente aunque no las veas. Te regalan su presencia en las estrellas que te dice en sus palabras silentes que el infinito no acaba nunca.