viernes, 29 de marzo de 2013

Innovar...

¿Cómo se puede innovar cuando lo que se hace es repetir?. No se hace más que dar vueltas en círculos sin advertir el vacío que este surco poco a poco está generando en la cultura. Los que creen en los esquemas mentales del espectador no comprenden que éstos no son más que la expresión de la costumbre de las personas a ideales que alguién se atrevió a imponer en algún momento de la historia.

Innovar es sin duda un riesgo, dado que sus resultados son impredecibles. No obstante, es la única forma que existe de que nuestras creaciones tengan vida propia y por tanto trascendencia. Lo que no tiene alma no puede sobrevivir y el vampirismo de tomarla prestada sólo le vale por poco tiempo.

Innovar significa tener el valor de creer en nosotros mismos más allá de la certeza de que algo funcione o no. Ello da sentido al futuro e incluso a la vida misma. Si lo que hacemos es motivado sólo por el dinero, estaremos con ello garantizando nuestros sustento, pero no el de la cultura que nos soporta. El egoísmo es tan estúpido que es incluso autodestructivo. El "éxito garantizado" es sólo una forma de salvarnos y hacernos quedar bien por el momento, pero ciertamente es una traición y franco fracaso de nuestro género humano.

Para hacer cosas realmente grandes, resulta innevitable caer mal a algunos. Satisfacer a todos equivale a ser falsos e irónicamente desleales, pues estaremos siempre dándole la razón a un mundo que sabemos tiene un gran potencial y puede ser mucho mejor. Cumplir las reglas a cabalidad no es excelencia, es mediocridad.

Para hallar la innovación hay que volver a los orígenes; a la observación directa, simple y natural. De allí es de donde siempre han surgido las ideas más puras y brillantes. Hay que dejar la convención e incluso la educación que nos hace ser fachadas de adultos sin imaginación ni verdad: hay que volver a ser niños, a ser curiosos, almas esenciales, caóticas e incluso sin ideas claras. He allí el único y verdadero fuego capaz de forjar e iluminar el provenir.

sábado, 16 de marzo de 2013

¿Habemus?